La Curia de la Catedral de Santiago de Compostela ha retirado la imagen de Santiago Matamoros, Patrón de España, del lugar preferente que ocupaba en la Catedral y la ha escondido en la Capilla del Alba, un Oratorio que está cerrado por obras.

Desde hace décadas, la Iglesia Oficial -la Curia Vaticana, la mayor parte del Episcopado y una gran parte del Clero- no es la Iglesia de Cristo sino la Ramera de Babilonia. Los Católicos no permanecemos en la Fe por la Iglesia, sino pese a ella.
Cuentan que, durante la Guerra de Liberación Nacional Turca, Kemal Atatürk, empeñado en construir la Turquía moderna, ordenó a uno de sus Comandantes apresar a todos los ulemas e imanes de la Ciudad que había tomado y demostrarles que en la nueva Turquía, que se estaba construyendo, mandaría el Movimiento Nacional Turco.

El Comandante cumplió la orden. Los religiosos de las mezquitas fueron conducidos a un Acuartelamiento custodiados por los Soldados de Atatürk. En el umbral de una puerta, se colocó en el suelo un Corán. Los ulemas e imanes aguardaban en fila. El Comandante les ordenó cruzar el umbral pisando el Corán, con la advertencia de ser fusilados en el acto, si se negaban. Era conocida la ferocidad de los Soldados Turcos. Todos los ulemas e imanes pisaron el Corán. Menos uno. El último lugar de la fila había sido reservado a un imán conocido por su virtud. Llegado su turno, se negó a pisar el Corán. El Comandante le advirtió que sería fusilado. El imán contestó: «Prefiero la muerte antes que pisar el sagrado Corán. Obedezco a Allah antes que a Kemal Pachá». El Comandante le respondió: «Eres un buen musulmán. Por ello, vivirás. El General Kemal Pachá así lo ha ordenado». Preguntó el imán: «¿Que pasará con los otros?». «Serán fusilados», contestó el Comandate. «Pero, pisaron el Corán», objetó el imán. «Por eso, serán fusilados, porque son hombres sin honor, que no respetan, ni a Alláh, ni a Turquía», respondió el Comandante.
Entre los Españoles, aún quedan Leales a Dios y a España. Y sabremos juzgar y castigar la abyección moral.
A buen entendedor….
Pedro Pablo Peña