«Convertir una masa amorfa en un Pueblo, y a un Pueblo en una Aristocracia, es la misión de los Nacionalistas». No recuerdo quien es el autor de ese pensamiento, pero es certero.

Los Nacionalistas, desde el Siglo XIX, convirtieron sus Movimientos en la herramienta para liberar a sus Naciones del yugo opresor de Estados ajenos o de las Clases privilegiadas.

Miembro de una Hermandad Universitaria nacionalista, después de un combate de Mensur, esgrima extrema.

La Lucha Nacionalista buscaba cambiar la mentalidad del Campesinado, de los trabajadores de las industrias y de la Burguesía para que el Pueblo tomara conciencia de identidad -racial, cultural, lingüistica- y, así, crear un Estado Nacional. La recuperación de las tradiciones, la educación patriota y militar, la educación física se convirtieron en los medios para fortalecer el cuerpo, la mente y el espíritu de la Juventud.

Pacifistas de Manos Blancas, que ‘combatían’ el Terrorismo con gestos inútiles.

Ese fortalecimiento sería imprescindible para la Lucha de Liberación. Y ésta era el camino para convertir a una Masa amorfa, o a un pueblo oprimido y obediente, en un Pueblo orgulloso y determinado. Y, más tarde, en un Pueblo de Señores.

Hoy, que caminamos hacia la Nueva Normalidad, hacia el Mundo Globalizado de Esclavos Felices, sin patria, sin Raza, sin Identidad, sin Voluntad de Luchar, es imperativo recuperar el sentido del Nacionalismo. El nos devolverá la patria, la Raza, la Identidad y la Libertad.

Pedro Pablo Peña.

El futuro anti-humano de la Nueva Normalidad, que nos amenaza.