Uno de los argumentos más usados por aquellos de los nuestros que querían pasarse a VOX, era que ese partido era como una bolsa vacía, que se podía llenar según nuestro gusto. El ‘entrismo’ en VOX era el camino para «cambiarlo desde dentro».

No parece que Jordi de la Fuente sea un ejemplo de la efectividad de esa estrategia. Más bien, al contrario. No es él el que ha hecho cambiar a Vox, sino Vox a él: de Socialpatriota y nacional-revolucionario a palanganero de Israel.

En los años 60 y 70, se pusieron de moda curas-obreros. Argumentaban que así llevarían el Evangelio a los trabajadores, de manera más auténtica, en las fábricas, las minas y en las obras. El resultado final fue que los comunistas siguieron siendo comunistas y los curas-obreros dejaron, en su inmensa mayoría, de ser curas. La razón era sencilla: no habían ido a los tajos a evangelizar, sino a hacer política progre. No seguían a Cristo, sino a Marx. Habían querido falsificar el Magisterio de Cristo convirtiéndolo en un Marxismo primigenio, y a Cristo en una especie de Che Guevara.

Pedro Pablo Peña.