«La Revolución no es posible sin pelotones de fusilamiento» (Vladimir Ilich Ulianov Lenin). 

1917. Kerenski, con el fin de continuar la Guerra contra Alemania (IGM), decide proscribir al Partido Bolchevique, que propugna la Paz inmediata, para lo cual ordena el arresto de más de quinientos cuadros del Partido y cierra sus periódicos. Lenin huye a Finlandia. El General Kornilov, antiguo general zarista, decide terminar con los Soviets (Consejos) de Obreros y Soldados, para lo que concentra cuatro Divisiones del Ejército. Pero, ya es tarde. El Soviet de Petrogrado no se somete, y la Guardia Roja -compuesta de Obreros y Soldados fieles al Soviet- es ya muy fuerte. 

El 10 de octubre, Lenin vuelve a Petrogrado convencido de la posibilidad de tomar el Poder. Y así es. El 7 de Noviembre -Calendario gregoriano-, la Guardia Roja y los Comités de Marineros y Soldados toman el Palacio de Invierno.

El II Congreso Panrruso de Soviets se convierte en el Órgano Supremo de la Revolución. Los Bolcheviques lo controlan, pese a no ser mayoritarios. El Congreso nombra al SOVNARKOM -el Consejo de Comisarios del Pueblo-, el primer Gobierno Soviético. Es la Guerra Civil. Lenin lo tiene claro: «La Revolución no es posible sin pelotones de fusilamiento». 

La Revolución es una Cirugía de Hierro. En la mayor parte de los Círculos ‘patriotas’ y falangistas que he conocido, eso nunca se ha entendido. O sí, pero preferían esconder la cabeza bajo el ala como la avestruz. Los eunucos hablaban de ‘Poesía que promete’.

Pedro Pablo Peña.