El día 7, Festividad de Ntra. Sra. del Rosario, se cumplían 450 años de la Victoria de la Cristiandad en la Batalla de Lepanto, «la más grande ocasión que vieron los Siglos».

Hay quien me ha preguntado extrañado el por qué no le dediqué un solo comentario a esa Gesta. La respuesta es sencilla: porque no hay nada que celebrar.

Cuatrocientos cincuenta años después de aquella Victoria, la Cristiandad no existe mientras que el Islam, pujante, invade Europa. Las escenas del vídeo se corresponden con el rezo musulmán en una calle de París. Francia, la Hija Predilecta de la Iglesia, vive bajo un Régimen republicano laico, que prohíbe toda celebración pública de Culto -el Católico, para ser exactos-, pero que se rinde ante el culto musulmán.

Europa, la Europa Occidental, ha renegado de la Cristiandad y vive, por ello, su decadencia.

La Iglesia Católica -pilar, junto al Imperio, de la Cristiandad- ha abandonado la concepción del Orden Social Cristiano. Hoy, prefiere «mantener un diálogo sincero con las manifestaciones culturales del momento», en palabras del Deán del Cabildo Primado de Toledo, como respuesta a las protestas por el vídeo sacrílego, que se autorizó realizar en la Catedral de Toledo.

La Iglesia Católica, o mejor dicho, su Pontífice, la Curia vaticana, la inmensa mayoría del Episcopado y gran parte del Clero, no son ya la Iglesia de Cristo y sus Apóstoles. El Islam, por el contrario, sigue pétreo. Ellos, el Islam, tienen a los ayatolahs y a los mulás. Nosotros, los Católicos, tenemos a Bergoglio. Así nos va.

El único homenaje digno a los Héroes de Lepanto, es ponernos manos a la obra para reconstruir la Cristiandad.

Pedro Pablo Peña.