«No han matado a un hombre. Han matado una inteligencia» (José Ortega y Gasset sobre el fusilamiento de Ramiro Ledesma).
El Nacionalsindicalismo genuino -el de las J.O.N.S.- es la antítesis del espíritu burgués:
«Dispararemos (junto a la CNT-FAI), en afán de destrucción y de muerte, contra la mediocridad y la palidez burguesas» (La Patria Libre, n° 3).
El Nacionalsindicalismo -nieto del Desastre del 98 y testigo de una política decadente- es la Voluntad Nacional, la Revolución Social y la determinación de «nacionalizar» a las masas obreras. Es revolucionario y patriota, y, por tanto, antidemocrático -antiburgués- y antimarxista -enemigo del internacionalismo-. Es la herramienta para instaurar un Estado Nacional del Pueblo, que devuelva a España su Grandeza y que, por medio de una Economía Socialista, instaure la Justicia Social.
No más reyes de estirpe extranjera. No más Borbones.
Pedro Pablo Peña.