Hace una semana, se nos reprochaba de manera genérica -por parte de algún sector de eso que llaman el Área Patriota- vivir anclados en 1942. Reproche que deberían hacer al resto de Occidente.

No hay día en que no se emita algún documental sobre Hitler, el III Reich, el Nacionalsocialismo, los campos de ‘exterminio’, los Judíos con trajes de rayas y los brutales Comandantes de Treblinka, Auschwitz o Sobibor, las cámaras de gas, las megaestructuras nazis, etc., etc., etc. Cada 9 de mayo, Rusia conmemora la Victoria sobre la Alemania Nazi. Cada año, se conmemora el Desembarco en Normandía. Existe una legislación ad hoc para perseguir el Nacionalsocialismo en todos los países de Occidente. En Alemania, una anciana de 93 años, Ursula Haverbeck, está en prisión por negar el Holocausto. En todo Occidente, se sigue juzgando y condenando a prisión a jovencísimos soldados de la SS-Totenkopf -hoy nonagenarios y centenarios- por haber servido en algún campo de concentración. En España, se ha creado una Fiscalía contra los Delitos de Odio Y Discriminación. Pero, en el pasado, en 1942, ¡vivimos nosotros!

Hoy mismo, emiten en Distrito TV, una cadena de derechuzos, la película ‘Barbie, el carnicero de Lyon’, realizada en 1986 -cuarenta y un años después de terminada la IIGM-.

El pasado nunca muere, porque en él están las claves del presente y del futuro. Es lógico que a esos que se definen como identitarios -gentes que no son «ni chicha, ni limoná»- les importe un comino el resultado final de la IIGM. Son burguesitos que juegan a NR -a NR descafeinados-, que se mueven muy cómodos con las reglas de la democracia.

Pedro Pablo Peña.