«Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre.» (Sultana Aixa, madre de Boabdil)

En plena batalla jurídica, y en menor medida política, contra la Profanación de la Tumba de Francisco Franco, algunos advertimos que esa batalla se perdería en los Tribunales. Que la batalla jurídica sólo tenía dos finalidades: 1) poner de manifiesto la abyección moral de la Izquierda y la cobardía de la Derecha, y 2) obligar a la Iglesia Católica a pronunciarse y, con ello, demostrar su miseria moral. La verdadera batalla debía estar en la movilización. Éramos conscientes que no podíamos impedir la profanación, pero sí convertirla en una batalla campal.

El 15 de julio de 2018, se convocó una Jornada de Oración en el Valle de los Caídos, que reunió a miles de Españoles. Al término de la Santa Misa, unos pocos camaradas nos encerramos en la Basílica con el propósito de hacer un llamamiento a una resistencia activa. Nuestra idea era mantener el encierro hasta el 18 de Julio, fecha simbólica en la que daríamos a conocer un comunicado. No fueron los Vigilantes ni el Personal de Patrimonio Nacional, ni la Guardia Civil, quienes abortaron el encierro, sino el Prior de la Comunidad Benedictina, quien nos pidió que no le pusiéramos en esta situación, que dificultaba el proceso jurídico, aún no concluido. A las pocas horas del inicio del encierro, lo dimos por terminado con un comunicado.

Tras esa Jornada, se sucedieron reuniones. En ellas, antiguos legionarios, ex-COEs, antiguos paracaidistas, ex-Infantes de Marina, se comprometían a formar líneas de defensa, dentro del Valle, el día que se fuera a llevar a cabo la profanación. No se podría evitar, finalmente, pero sí convertir esa infamia en una batalla campal con cientos de detenidos. Todos sabemos que aquella batalla no se dió. Todos esos bocachanclas no comparecieron. Y, en cuanto a muchos sedicentes falangistas, se abstuvieron. Ellos -decían- no se iban a dejar detener por Franco, «pero, si el Gobierno se atrevía a tocar a Jose Antonio, sabríamos todos como se las gasta la Falange». Ha llegado la hora de que nos lo demuestren. Impaciente estoy por verlo.

La Tumba de Franco era la primera línea de defensa. Tomada esa trinchera por el enemigo, las demás irán cayendo en su poder. En próximos días, tomarán la ‘trinchera’ de Jose Antonio. Más tarde, pondrán en la puta calle a la Comunidad Benedictina y, luego, ‘reasignarán’ el Valle.

Ni dimos la batalla en defensa del Caudillo, ni la vamos a dar en defensa de Jose Antonio, ni vamos a vengar esas afrontas. Nos faltan huevos. Somos los Boabdiles del Fascio.

Pedro Pablo Peña.