Globalización y dependencia.

«La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuando» (Klaudia Tanner, ministro de Defensa de Austria).

Austria y Suiza están preparando a sus poblaciones, a las familias y a las empresas para hacer frente a un gran apagón, que irremediablemente se producirá como consecuencia de la dependencia energética.

En España, dependemos de Francia en cuanto a electricidad -debido a la renuncia a las plantas nucleares-, y de Argelia en cuanto a suministro de gas. La ruptura de relaciones entre Argelia y Marruecos hace que el suministro de gas argelino sólo nos llegue a través del conducto que va a Almería. Pero, dicho gaseoducto no tiene capacidad suficiente para todo el suministro que necesitamos. A la carencia en gas (calefacción, etc.) se sumará el desabastecimiento en alimentos. Las grandes superficies ya están adelantando su intención de subir los precios -ley de la oferta y la demanda-. Esto se lo debemos a los traidores e ineptos que negociaron la incorporación de España al Mercado Común, que supuso la destrucción de nuestra agricultura, nuestra ganadería y nuestra industria para convertirnos en un país de servicios. De la California europea, en que querían convertirnos, hemos pasado al Sur pedigüeño. Se avecinan tiempos muy duros.

Ayer, vi en una cuenta de Facebook un juicio exacto: «Ya no sois libres. Sólo tenéis permisos». Así es. La Nueva Normalidad ha secuestrado nuestras libertades y nos ha convertido en presos en libertad condicional, sujetos a las restricciones que nos quieran imponer los Grandes Centros Penitenciarios, en que se han convertido los Estados, con el caramelo envenenado de concedernos, cuando los gobernantes lo consideren oportuno, algunos días o meses de permiso para viajar, cenar en un restaurante, ir al fútbol o a un concierto. Si permitimos que secuestren nuestra libertad, mereceremos la esclavitud.

Pedro Pablo Peña.