La tramitación en el Congreso de los Diputados de la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana ha sembrado la inquietud en los diversos Cuerpos de Esbirros del R78. La Ley de Seguridad Ciudadana -la llamada Ley Mordaza- fue aprobada por el Grupo Popular para poner coto a las movilizaciones contra los recortes adoptados por el Gobierno de Mariano Rajoy. Recortes que eran la forma que tenía Rajoy de encarar la salida de la crisis económica de 2008.

La Ley de Seguridad Ciudadana supone un ataque a los derechos fundamentales de reunión y de libertad de expresión. Esa restricción de derechos fundamentales parece que gusta a los Chulos con Placa, que, bajo dicha ley, han podido hacer un uso abusivo de los medios antidisturbios, grabar las manifestaciones y proponer sanciones por «desobediencia a agente de la Autoridad» o «por falta de respeto». El Confinamiento inconstitucional, decretado con el estado de alarma, ha elevado al climax el poder de los Cuerpos policiales, otorgando a sus miembros carta blanca contra los ciudadanos. Hemos visto allanamientos de morada, palizas, detenciones arbitrarias y hasta suspensión de la Santa Misa celebrada por el Arzobispo de Sevilla en la Catedral.

La reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana es percibida por los Esbirros como un límite a las facultades de que gozan. Y eso a los Chulos con Placa no les gusta. Por eso, convocan esa manifestación, que, con el pretexto de «defender la Seguridad Ciudadana, sólo pretende proteger sus desafueros.

Pueden estar tranquilos los Esbirros. Los cambios que introduce la reforma son puro maquillaje. El principio de culpabilidad seguirá siendo vulnerado. La presunción de veracidad de los atestados policiales seguirá vigente. El uso de los medios antidisturbios, sin justificación, permanece. Conceptos ambiguos, como «perturbación de la Seguridad Ciudadana», no sufrirán cambio. En definitiva, la Ley de Seguridad Ciudadana del Partido Popular seguirá vigente con ligeros retoques. Los ‘compromisos’ del PSOE y de Unidas Podemos para modificarla en profundidad han sido, como el resto de sus compromisos, pura mentira.

Pedro Pablo Peña.