Durante décadas, los grandes chef de la Cocina Vasca -Juan Mari Arzak, Pedro Subijana, Martín Berasategui, Carlos Arguiñano- pagaron a ETA y suministraron comida a los presos etarras. En un tiempo, en que las Prisiones españolas permitían la entrada de alimentos destinados a los presos, los cocineros vascos enviaron piezas de carne de primera calidad, marisco y otros alimentos a los presos de ETA. Arguiñano comenzó a distanciarse tras el atentado mortal que sufrió un amigo suyo, acusado de tráfico de drogas, en presencia de su hijo, en las Fiestas de Tolosa -si no recuerdo mal-.

Ser hijo de Divisionario, que negaba a capa y espada el llamado ‘Holocausto’, no le garantizó a Carlos Arguiñano heredar altura moral. Su padre fue un hombre de honor y él es un mamarracho.

https://www.elmundo.es/television/2021/12/06/61ae3301e4d4d8301a8b45b9.html

La Sociedad vasca tiene, por su cobardía y abyección moral durante las décadas de la acción terrorista de ETA, una deuda con España.

Pedro Pablo Peña.