Fortaleza-Prisión de Spandau.
17 de agosto de 1987. Prisionero n° 7, ¡PRESENTE!
El 23 de marzo de 1945, con el final inminente de la guerra, Goebbels pronunció un discurso, conocido como El discurso Werwolf, en el que arengaba a cada alemán para que luchara hasta la muerte: «Todos los medios son correctos para dañar al enemigo. Nuestras ciudades en el Oeste, destruidas por el cruel terrorismo aéreo, las mujeres y los niños hambrientos a lo largo del Rin, nos han enseñado a odiar al enemigo. La sangre y las lágrimas de nuestros hombres asesinados, nuestras mujeres violadas y nuestros niños masacrados en los territorios ocupados en el Este, claman venganza. El movimiento Werwolf declara en esta proclamación su firme y resuelta decisión, indiferentes ante una muerte posible y tomando venganza de cada ultraje que el enemigo cometa contra un miembro de nuestro pueblo, dándole muerte. Cada bolchevique, cada inglés y cada norteamericano serán los blancos a atacar de nuestro movimiento. En donde nosotros tengamos la posibilidad de acabar con sus vidas, lo haremos con placer y sin preocupación de las nuestras. Cada alemán, en el puesto en que se encuentre, que se ofrezca a cooperar con el enemigo, sentirá nuestra venganza. Odio es nuestra plegaria.Venganza es nuestro grito de guerra».
Odio es nuestra plegaria. Venganza es nuestro grito de Guerra.
Ya no habrá ni viajes de paz, ni Dunkerques, ni códigos de honor.