La estupidez colectiva, que se apoderó del Pueblo Español cuando se dio el pistoletazo de salida de la Transición, hizo que los Españoles aceptasen el Estado Autonómico como una panacea. La Conciencia Nacional Española quedaba así diluida en favor de las ‘nacionalidades’. El patriotismo real era sustituido por el Constitucionalismo, como marco para mantener unidas a las nuevas Comunidades Autónomas. En todos los Territorios de la Augusta España, los partidos de la Transición se lanzaban a la carrera autonómica. Todos querían su Estatuto de Autonomía y por la vía constitucional que reconociera más competencias.

En Andalucía, se rescató, como ‘padre de la patria andaluza’, a un traidor a España y renegado del Catolicismo -abjuró de la Fe Cristiana y se convirtió al Islam-: Blas Infante. Y se adoptaron como colores de la ‘bandera andaluza’ el blanco y verde de la bandera almohade. Es decir, los Andaluces claudicaron así ante el Enemigo invasor y renegaron de su Identidad.

Andalucía no es la heredera de Al-Andalus, sino la Hispania Bética que más sufrió aquella Invasión y Ocupación. Andalucía es heredera de Tartessos, de Roma y del Reino Visigodo. Así lo atestiguan, entre otros, San Álvaro y los mártires cordobeses, que desafiaron a los Invasores musulmanes en defensa del Reino y de Cristo.

Los colores rojo y blanco son los colores de Castilla, y representados los cuatro reinos castellanos tras la Reconquista: Reino de Sevilla, Reino de Córdoba, Reino de Jaén y Reino de Granada.

Andalucía es, en el marco glorioso de la Reconquista, la obra de Fernando III el Santo, Rey de Castilla y de León, que fue liberando, uno tras otro, los Reinos de Córdoba, Jaén y Sevilla, incorporándolos a la Corona de Castilla y denominando a esos Reinos liberados como Castilla la Novísima.

Los Reinos liberados se veían libres de población musulmana y eran repoblados por Castellanos, Leoneses, Aragoneses y Francos. Así consta en las Cartas de Población.

Nuestra Identidad racial, cultural, religiosa e histórica es, por tanto, inequívocamente hispana y cristiana, es decir, europea. Y la Fiesta de Andalucía, de Castilla la Novísima, no puede ser el 28 de Febrero. Debería ser el 30 de Mayo, en honor a San Fernando de Castilla.

Pedro Pablo Peña.

Fernando III el Santo.